Las características referidas en «2. Neurociencia de las Altas Capacidades (i)» no siempre implican una propiedad provechosa y llevan consigo sus propios desafíos.

Los sujetos con Altas Capacidades pueden desarrollar capacidades extraordinarias en aspectos como la resolución de problemas o la creatividad, aunque también pueden desplegar un desarrollo que plantee sus propias singularidades y necesidades en áreas como el procesamiento sensorial y el desarrollo socioemocional.

Si las capacidades de todas las personas son, como hemos señalado, potencialidades en desarrollo, comprender el origen de estas singularidades relativas a las Altas Capacidades puede contribuir a proporcionar el apoyo y los recursos adecuados para comprenderlas en su complejidad y proporcionar los apoyos necesarios para que puedan expresarse plenamente y mediante un desarrollo en equilibrio.

Por ejemplo, una de las singularidades más notables que se han encontrado mediante las técnicas de neuroimagen es la mayor activación y eficiencia en la corteza prefrontal, el área del cerebro responsable de las funciones ejecutivas, como la atención, la planificación, la toma de decisiones y la memoria de trabajo. Sin embargo, simultáneamente, la investigación demuestra que los sujetos con Altas Capacidades
pueden presentar dificultades para planificar el futuro, gestionar el tiempo o comenzar una tarea cotidiana.

Todo ello podría comprenderse desde las diferencias observadas entre los cerebros de algunos niños superdotados en comparación con sus pares típicos. Los cerebros de los niños normotípicos comienzan a podarse aproximadamente a los 9 años de edad.

La poda sináptica es una suerte de reajuste en el número de neuronas de determinadas áreas y las rutas neuronales, de modo que se van eliminando aquellas conexiones que no se utilizan, a la vez que refuerzan las que son útiles para la supervivencia y la adaptación y se optimiza la eficiencia de la comunicación neuronal. La poda sináptica es de enorme importancia en el desarrollo cerebral y de no llevarse a cabo esta selección habría un exceso de conexiones cerebrales que conllevaría un subdesarrollo cerebral ocasionado por la imposibilidad del cerebro de madurar completamente, así como a posibles trastornos neurológicos que desde edades tempranas debido al exceso de conexiones neuronales innecesarias (D., Simkin, 2006).

Numerosos estudios indican que si bien esto es cierto que se produce una gran poda neuronal en muchas regiones del cerebro, no ocurre lo mismo en todas. Por ejemplo, en la corteza prefrontal se siguen creando sinapsis neuronales en la preadolescencia (11-12 años) para luego disminuir y consolidarse en un proceso que se dilata hasta pasados los 20 años.

Además gracias al desarrollo del lóbulo prefrontal durante la adolescencia, se mejoran las conexiones con algunas otras estructuras ya desarrolladas durante los primeros años de vida, como la amigdala, lo cual hará que muchas de las reacciones automáticas pasen a estar mejor controladas, disminuyendo progresivamente la impulsividad propia de los primeros años de la pubertad.

Con todo ello, los cerebros promedio son más selectivos en cuanto a la nueva información que retienen, lo que permite que se comiencen a desarrollar algunas funciones ejecutivas de nivel superior, como la planificación, la iniciación de tareas y la regulación de la conducta.

En el caso de algunos niños y niñas con Altas Capacidades sus cerebros no inician este proceso hasta su adolescencia temprana. Esto significa que sus cerebros absorben y retienen rápidamente más información durante un período de tiempo más prolongado que la media, lo que conduce a una más rápida y mayor disponibilidad de recursos cognitivos, a costa de un desarrollo retrasado de las habilidades de funcionamiento ejecutivo.